214) ¿ERES VERDE? ¡PIENSA EN HAMMERSTEIN!
¿ERES VERDE? ¡PIENSA EN HAMMERSTEIN!
M. Gasparet.
Quien lo ha tratado asegura que se quiere abeja reina, que es incapaz de deshojar la margarita sin contar antes los pétalos, que tiene -en definitiva- muy buena foto pero muy mala fotosíntesis. Es David Hammerstein Mintz (Los Ángeles, 1955), eurodiputado de Els Verds en la lista del PSOE y, a su decir, «referente de la ecología política en España»; un «activista» simpático e impúdico que «parla català» con acento americano, o un «arribista» venido a más, que siempre supo estar en el lugar adecuado en el momento oportuno.
Ahora, sus compañeros de partido le piden que comparta la escudilla de Bruselas porque «los verdes» son una sana cofradía o una comuna de robinsones que montan en bicicleta mientras no pueden montarse en aviones comerciales «all included».
A David Hammerstein lo quieren dar de baja de la «Confederación de Partidos Los Verdes», que debe ser como una excomunión pero en plan naturista. Pero David se hace el guiri y disfruta a borbotones del acta y de los mingitorios del Europarlamento, por más que le nieguen el saludo las mismísimas aves de las florestas.
Puede que sean sólo maledicencias de acreedores obcecados, o destilaciones vagas de ese pecado nacional y nada ecológico que es la envidia, pero lo que nadie puede decir del eurodiputado Hammerstein es que no le haya puesto a la vida y a la política imaginación y desparpajo a raudales.
El nombre de su página web personal, «www.david-en-europa.org», ya sugiere un entusiasmo por la meta alcanzada, por la cinta rota tras una larga carrera de pedaleos y encadenamientos a pie de obra, ratificados en la diagonal de una fotocarné en la que sonríe con rebujo de pleno al quince.
Atropellos y carrera de sacos
En 1978 llegó a España y abrazó el catalán, que venía a ser la cuota de progresía más barata a mano. Todo el mundo lo recuerda haciendo campaña por sí mismo y por Els Verds. Se paseó con un paraguas enorme de color verde como si fuera un funambulista de sí mismo; disimuló atropellos urbanos dejándose caer sobre el capó de coches en batería para protestar contra el exceso de velocidad en las ciudades; esculpió figuras de hielo para denunciar el calentamiento global y arañarle fotos a la prensa; y protagonizó una carrera de sacos emplazado por los dividendos de un concurso televisivo en el que se ponía a prueba la avidez de los concursantes. Ya en Bruselas, no dudó en hacer campaña por el «sí» a la Constitución Europea, aunque su partido decidió votar «no». «Siempre ha ido a la suya. Nunca ha respetado la disciplina de partido. Así es Hammerstein: ¡¡Noouu hi Passareuu!».
FONT: ABC. 3-8-2005.
http://www.llenguavalenciana.blogspot.com/
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