149) DIGÁMOSLO CON MADARIAGA.
DIGÁMOSLO CON MADARIAGA.
Joaquín Calomarde.
Quien en su conocido texto "España" afirmaba que Valencia sólo quería ser Valencia y que, por tanto, los valencianos, si así lo deseaban, teníansuficientes elementos propios para afirmar la propiedad de su lenguadiferenciada, la valenciana. Lo que me interesa es subrayar el verboinicial. Valencia quiere ser Valencia.
Estos días están proliferando afirmaciones absurdas respecto a losánimos crispadores de algunos. Creo honestamente que no sólo es inexactosino profundamente injusto. Los valencianos no desean crispar a nadie. Niestán crispados, ni son violentos, ni hay que pacificarlos, ni son locos,niestán de atar. Tonterías. Los valencianos han dicho claro y alto, sincomplejos y en completa tranquilidad, que quieren ser valencianos. Eso es lo esencial.
Y tienen pleno derecho a ello. Las fuentes del mismo son históricas,sociales, lingüísticas y políticas. Pero sobre todo ello, aun siendoenormemente importante, hay un factor fundamental: la voluntad soberana delpueblo valenciano. Que se plasmó en su Estatuto de Autonomía y que hay querespetar para ser nosotros mismos respetados.
Aquí no hay anticatalanismo alguno. Perogrulladas. Lo que hay, y seexpande poco a poco entre nuestra sociedad cada día más consciente de ello,es un sentimiento, una idea y un propósito evidente: ser valencianos antetodo y ante todos, con tranquilidad, comedimiento pero de un modoexplícito, tajante y sin dobles lenguajes. Somos valencianos deseosos de ejercer nuestra valencianía donde haga falta, comenzando por Valencia, en primer lugar.
Valencia quiere ser Valencia porque le parece bien, porquesoberanamente es oportuno y responde a su historia, tradiciones, voluntad ydestino colectivo. Los valencianos no somos anticatalanes. Pero síexigimos, responsablemente, respeto y miramiento: el que nos corresponde como unpueblo libre y seguro de sí mismo que desea autoafirmarse viviendo en pazcon el resto de Comunidades Autónomas de España. Los valencianos, por ellomismo, no somos antiespañoles. Todo lo contrario. Ser valenciano es nuestraforma de ser español. Por eso reivindico en este artículo la herencia deMadariaga. Nunca los valencianos han querido construir su autonomía, o reivindicar sus señas legítimas de identidad, en contra de los demás pueblos o comunidades españolas. Jamás. Ha sido al contrario desde hace demasiadotiempo como algunos de entre esos valencianos (los que desearían quenuestroterritorio se denominase País Valenciano y nuestra lengua catalana, asícomonuestra bandera y nuestras propias costumbres) los que han llevado adelantecampañas suicidas y, lo peor, estériles, en contra del valencianismo sentimental, intelectual, cultural y, en última instancia, político. No los demás, ellos.
Querer, pues, ser valencianos y que se nos respete precisamente porello es legítimo, históricamente veraz y cívicamente conveniente. Y ademásreivindico con nitidez el valencianismo cultural. Aquél que deberíaimpregnar toda acción propia de la sociedad valenciana hacia dentro y haciafuera de nosotros, aquí y en el resto de España. Valencianismo en modoalguno excluyente, pues, sino integrador, plural y abierto. Moderado y tolerante. Lo que ocurre es que para moderarse y tolerar hay que saberquiense es, desde donde se habla y que se defiende. De lo contrario corremos elriesgo de caer en la anomia y la insipidez colectivas.
Nuestra comunidad tiene enormes capacidades de cara al futuro.Convendría no malograrlas. Los valencianos podemos ser una Comunidad políticamente fuerte y nuestro poder se construirá directamente proporcionala nuestra capacidad y decisión cultural.
FONT: http://www.regnedevalencia.com
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